Leí el otro día lo que copio abajo, aunque, lamentablemente, no recuerdo la fuente.
“A la hora de impulsar un nuevo negocio, lo ideal es hacerlo con el menor riesgo posible. En este artículo te damos las pautas para apostar por tu empresa sin poner en peligro tu capital económico.”
Esto me lleva, a comentar algo que viví en mi etapa a cargo de Área de Vinculación de la UNCuyo. Lo primero es obvio: hace falta, antes o después, una inversión inicial, y quiero rescatarlo para insistir que las estrategias de desarrollo emprendedor deben incluir, apenas se consolida el proyecto (finalización del Plan de Negocios, y las diversas instancias que posibilitan establecer que es válido), contar con un aporte no retornable. Esto es muy distinto de las propuestas de apoyo a nuevos emprendimientos que se limitan a dar un premio en efectivo al mejor proyecto seleccionado. Si no hay un proceso de apoyo y seguimiento posterior es de poca utilidad; lo segundo es que, aunque al realizar los Planes de Negocio, hay que establecer el punto de equilibrio de la inversión y el momento en que podrán tener ganancias, hay un hecho destacable: los tiempos en que se debe poner dinero sin ganarlo, son largos, y hay muchos ejemplos de negocios, hoy exitosísimos, que han llevado años de inversión sin retorno. Es frecuente minimizar este proceso y suele ser un factor de fracaso.
De todos modos, existen alternativas que permiten generar dinero a partir de una «moderada inversión inicial».
¿Qué pasos hay que seguir para poner en marcha un trabajo con poco dinero?
- Informáte
Una vez que se decide emprender en tu propia empresa, lo primero que se debe hacer es informarse sobre las distintas opciones. Es posible que al principio cueste decidir, por eso cuanta más información se maneje, menos margen de error habrá a la hora de iniciar un negocio.
- Eligí con cuidado
Después de leer con calma sobre cada una de las ideas que se han planteado llega el momento de decidir. Este es un paso muy importante porque a partir de aquí será cuando la empresa empiece a ser una realidad; por tanto, la elección debe responder a un profundo proceso de reflexión sobre qué modelo de negocio se aproxima más a los conocimientos, habilidades y el tiempo disponible para ponerlo en marcha.
A partir de ahí, y por eso es importante que haya un proceso de apoyo después de recibir el dinero inicial, viene la aplicación de lo planificado, que nunca es tan lineal como en el Plan de Negocios, ni tan riguroso, porque hay que ir adaptándose al devenir de la realidad.
O sea, cualquier negocio supone un riesgo financiero, pero con planificación y apoyo, se puede avanzar en él sin caer en debacles que puedan afectar gravemente nuestro patrimonio.
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