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Emprender ha sido siempre un proceso lleno de incertidumbre, pero tal vez en la actualidad y debido a la gran cantidad de cambios que vivimos, lo sea todavía más.

Esta es la razón por la cual los emprendedores, incluyo aquí a los emprendedores corporativos o también llamados intraemprendedores, han buscado nuevos modos para desarrollar aquellos proyectos en los que se desconocen mucho elementos clave.

Algunas de las respuestas más conocidas a esta situación, son el Design Thinking o el Lean Startup. Ambas metodologías, pese a tener ciertas diferencias, se basan en la experimentación, como mecanismo para reducir la incertidumbre y generar nueva información que resulta clave para el éxito de los nuevos proyectos. Es decir, a partir de la realización de experimentos, se logran aprendizajes que ayudan a la posterior toma decisiones.

Evidentemente, no todos los proyectos presentan los mismos niveles de incertidumbre. En muchos proyectos se precisarán pocos experimentos, y podrán utilizarse herramientas diseñadas para entornos más estables, como el famoso plan de empresa.

Aprovecho para subrayar que no se trata de decidir si nos gusta más el Lean Startup o el plan de negocio, el nivel de información disponible, así como la incertidumbre del proyecto, serán los elementos que marcarán que es lo más adecuado para gestionar cada proyecto. Y en muchos casos ambos pueden ser complementarios.

El objetivo del proceso es acumular información acerca de aquellas cuestiones que pueden marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso. En el caso de los emprendedores, los proyectos deben concretarse en modelos de negocio que sean deseables para los clientes, viables desde un punto de vista tecnológico y operativo, y por supuesto rentables.

Sin embargo, esas tres esferas están llenas de suposiciones (o hipótesis), que deben ser confirmadas antes de empezar a invertir dinero en la explotación del modelo de negocio.

Este tema puede resultar bastante abstracto. Por este motivo, en esta entrada intentaré ilustrar con un caso real la importancia de diseñar y ejecutar experimentos que sirvan para obtener aprendizajes en torno a las suposiciones clave.

Caso “Rent the runway”

El problema

En el año 2008, Jennifer Hymann, una estudiante de segundo año del MBA de Harvard, decidió visitar a su familia en Nueva York, y celebrar con ellos el día de Acción de Gracias. Durante esos días, su hermana, Becky, estaba desesperada decidiendo que vestido usaría para asistir a una boda a la que había sido invitada.

Finalmente decidió gastarse 1500 $ en un vestido de diseño, ya que se sentía forzada a comprar uno nuevo, debido a que sabía que las fotos de la boda aparecerían en Facebook, y no deseaba ser vista con el mismo vestido en dos ocasiones distintas. Por lo tanto, más allá de la necesidad de lucir bien, existía una necesidad emocional, la de sentirse especial y segura de si misma.

La idea

Ante esta situación, Jennifer pensó que tal vez otras mujeres interesadas en la moda y preocupadas por su imagen social, podrían estar sufriendo ese mismo problema. Así que se le ocurrió que tal vez muchas mujeres estarían dispuestas a alquilar por internet vestidos de diseñador, para vestir en ocasiones especiales, en lugar de comprarlos.

¿Siguiente paso?

A esas alturas Jennifer tenía más preguntas que respuestas acerca de su idea. Había identificado un problema, y generado una idea de negocio que podía presentar cierto potencial pero, ¿Qué debía hacer? Imagina que se hubiese dirigido a ti en busca de consejo, ¿Qué le habrías sugerido?

Ella obtuvo una respuesta bastante tradicional. Escribir un plan de negocio, que ayudase a analizar el potencial de su idea, y a captar posibles inversores interesados en ella. Sin embargo, Jennifer no escribió ningún plan de negocio. A su modo de ver, había demasiadas preguntas sin una respuesta clara.

En lugar de eso, reclutó a su compañera de clase Jenny Fleiss para que la ayudase a responder, mediante un experimento, dos cuestiones clave:

• ¿Alquilarían las mujeres, de clase media y alta, vestidos de diseñadores famosos por una décima parte de su precio de compra?

• Las mujeres dispuestas a alquilar, ¿Devolverían esos vestidos en buen estado?

Las dos chicas se hicieron con 130 vestidos de grandes diseñadores, alquilaron un local, hicieron publicidad por el Campus de Harvard y lograron responder ambas preguntas. De las 140 mujeres que visitaron el local, el 35% alquiló un vestido, y sólo dos vestidos fueron devueltos con algunas manchas, que fueron fácilmente eliminadas.

Nuevas preguntas y más experimentos

La nueva duda que asaltó a las dos emprendedoras fue saber, si las mujeres alquilarían vestidos que no pudiesen probarse.

Así que realizaron un nuevo experimento, esta vez en el campus de Yale, y permitiendo a las mujeres ver los vestidos pero sin que poder probárselos. En esta ocasión ofrecieron más vestidos, ya que el primer experimento había revelado que muchas mujeres no alquilaron debido a que no encontraron un vestido que les gustase.

Este segundo experimento mostró dos cosas, por un lado que muchas mujeres alquilarían vestidos pese a no poder probárselos, y en segundo lugar que el porcentaje de mujeres que alquiló aumentó hasta el 55%, al disponer de una oferta más amplia.

Ahora estaban ya en disposición de enfrentarse a la gran hipótesis de su idea de negoció: ¿Alquilarían las mujeres vestidos que no pudiesen ver físicamente?

Las dos chicas hicieron fotos de cada vestido, y realizaron un nuevo experimento, esta vez en New York, donde seleccionaron a mil mujeres que encajaban en su segmento de cliente, y a las que se les ofrecieron alquilar vestidos a partir de los PDF en los que podían verse las fotos de los vestidos.

El resultado del experimento fue que un 5% de las mujeres estaban dispuestas a alquilar, suficiente para probar que se trataba de una idea de negocio deseable para su público objetivo. Ahora debían pasar a evaluar la viabilidad de su modelo de negocio, tal y como ellas lo habían imaginado.

Su suposición, era que los diseñadores estarían dispuestos a ceder sus vestidos y ofrecer sus webs como canal de distribución para ese nuevo servicio, si bien serían ellas quienes se encargarían de la gestión del mismo.

Para determinar el interés de los diseñadores en su propuesta y poder realizar algún experimento, lograron reunirse con más de veinte diseñadores. Pronto se dieron cuenta de que su suposición era absolutamente errónea. Los diseñadores mostraron sus preocupaciones por la posible canibalización y ninguno de ellos aceptó la propuesta.

Ante este contratiempo, tuvieron que reaccionar, y si bien estaban decididas a seguir adelante, debían reconsiderar algunos elementos del modelo de negocio. De este modo llegaron a la conclusión de que la mejor opción sería disponer de su propia web, y de su propio stock de vestidos. Así nació la idea de utilizar el mismo modelo de negocio que Netflix, pero aplicado al mundo de la moda.

Reunieron a un pequeño equipo, buscaron inversores y realizaron un último experimento antes de lanzarse. Crearon una versión beta de su web, e invirtieron en la compra de 800 vestidos. A partir de ahí, y con todo lo que habían aprendido empezaron a operar en una área limitada, sin embargo la aparición de un artículo, en el New York Times, titulado “A Netflix Model for haute couture” incrementó la demanda y aceleró todo el proceso.

Estaban ya en disposición de realizar las grandes inversiones para desarrollar una solución definitiva, pero sabiendo que disponían de un modelo de negocio deseable, viable y rentable. En los meses siguientes la demanda no dejó de crecer, y lograron atraer treinta millones de dólares de inversión.

A titulo de curiosidad, pero ilustrativo del éxito obtenido, cabe destacar que en la ceremonia de la segunda investidura del presidente Obama, un 85% de las mujeres vestían ropa alquilada a Rent The Runway.

Concluyendo

En definitiva, el proceso de emprender debe convertirse en un modo de responder cuestiones, y poner a prueba una serie de suposiciones que son clave para el éxito de la idea de negocio. Cuanto mayor sea ese nivel de incertidumbre, más importante será utilizar metodologías más basadas en la experimentación que en la planificación.

Con todo el aprendizaje acumulado a lo largo de los diferentes experimentos, se estará en mejor disposición de lanzar con éxito la nueva idea al mercado.

Por Xavier Camps

Fuente: https://escuelapararicos.net/emprender-es-experimentar-aprender-y-tomar-decisiones